En este año 2050 sufrimos cambios que han impactado la vida de cada ciudadano, porque se incorporaran tecnologías que revolucionaron desde el año 2020 y se fueron re-creando con el impulso de los nanorobots, como sustitutos en casi todos los campos del saber, ahora se incorporan chips en la memoria que permiten comunicarnos telepáticamente, en un mundo rico en comunicaciones, pero casi sin palabras. De computadoras con una interfaz visual de alta resolución que iban desde anillos, alfileres y tarjetas de crédito hasta el tamaño de un libro delgado, ahora la evolución de estas máquinas han hecho que el hombre de la Postmodernidad, también sea de la era del transhumanismo
El transhumanismo de Marvin Minsky o Ray Kurzweil, de finales del Siglo XX, fue soñado como un ser humano hibridado con las máquinas. La estructura y significación de la “postmodernidad bifronte” resultó evidente: el nihilismo pasivo que mostró una civilización occidental sin fe en sí misma y entregada a un narcisismo estéril. Este nihilismo activo permitió el creciente caos de una sociedad vulgar y desorientada y, no intentó ponerle remedio –más bien, al contrario-, les ofreció una vía de salida: el abandono de la decepcionante “era del hombre” y se le dio paso a la prometedora y estimulante “era del superhombre”.
Tremenda confusión: el plan ya estaba urdido: fomentó el caos para presentar, como salvación, la Gran Tiranía biotecnológica y de la más moderna ingeniería social: un Mundo Feliz a lo Huxley, pero disimulado, maquillado, camuflado, para que no se percibiera su profunda inhumanidad y fuera más difícil de combatir. Un mundo de hombres mecánicos, espiritualmente vasectomizados, satisfechos con una vida interior de ínfima calidad, encuadrados en unas estructuras sociales estabilizadoras y “racionales”, pero deshumanizantes. Un mundo, por cierto, que ya hoy ha empezado a existir.
Aunque los temas transhumanistas aparecieron en la literatura a finales del Siglo XX, la ciencia ficción se apropió de estas ideas sobre la vida humana, perfeccionándola mediante la tecnología, establecida al comienzo como sociedades utópicas o tecno-utópicas. Sin embargo, en ahora se hacen realidad, aunque en su momento se consideró que la bioingeniería iba a producir horrores.
La primera categoría era basada en lo supuestamente inapropiado del hecho de que los seres humanos se colocaran a sí mismos en el lugar de Dios. Este punto de vista está ejemplificado por la declaración del Vaticano de 2002 Comunión y corresponsabilidad: Personas humanas creadas a imagen de Dios, en la que se declaró que “Cambiar la identidad genética del hombre como persona humana mediante la producción de seres infrahumanos es radicalmente inmoral”, puesto que tal cosa supondría que “el hombre tiene pleno derecho de disponer de su propia naturaleza biológica”. Al mismo tiempo, calificaban la creación de un superhombre o de un ser espiritualmente superior como “impensable”, dado que la verdadera perfección sólo puede provenir de la experiencia religiosa.
El filósofo Keekok Leeve consideraba en ese entonces que tales cambios eran producto de una acelerada modernización en la que la tecnología se usaba para transformar lo natural en artefactual. Llevado al extremo, esto podía llevar a la creación y esclavización de monstruos tales como clones humanos, quimeras y biorrobots. La posibilidad de llegar a tales escenarios provocaba peticiones de una prohibición o moratoria indefinida internacional sobre la ingeniería genética en humanos.
Sin embargo más tarde se implementaron nuevas tecnologías que iban cambiando la forma de mirar la realidad como el uso de pantallas dentro de gafas. Estas gafas especiales permitieron a los usuarios ver el entorno visual normal mientras que creaban una imagen virtual que parecía sostenerse en frente de ellos. Estas imágenes virtuales estaban creadas por un pequeño láser montado dentro de las gafas que proyectaba las imágenes directamente sobre la retina del usuario.
También se vio afectada la forma de la audición, ya en la época del 2020 en adelante no se tenían grandes sonidos y cornetas musicales a las que estábamos acostumbrados alrededor de los años anteriores. Ahora los altavoces fueron sustituidos por dispositivos muy pequeños basados en microprocesadores que crean sonidos tridimensionales de alta calidad. Esta tecnología está basada en la creación de sonidos de frecuencia audible, creados por la interacción de tonos de frecuencias muy altas. Como resultado, altavoces muy pequeños crean un sonido tridimensional muy robusto.
Ahora me recuerda las comiquitas del siglo XX, llamada los Supersónicos que todo se veía que era realizado por máquinas y robots y a la señora que trabajaba como doméstica era sustituida por una robotina a la cual presentaban con sentimientos parecidos a los humanos, pero que alejados a esta realidad.
Hoy a mis 91 años reflexiono sobre los conocimientos que me llevó a un Seminario del Postdoctorado en Educación Latinoamericana hace 40 años, el Dr. Miguel Hurtado, y todo el grupo veía toda esa imaginación con el mundo de las máquinas artificiales que hacían todo, gobernando la vida de los humanos, nos parecía imposible de llegar a vivirlas, pensamos en ese momento: eso son sólo ficción, suposiciones, nuestra tierra no va a llegar a extremos como esos donde gobiernen las máquinas y el ser humano ya no sea el centro de la existencia.
Ahora tenemos prototipos de vehículos voladores personales con microalerones, también controlados principalmente por computadora y empezamos a tener profundas relaciones con personalidades automáticas, que tienen definitivamente ventajas sobre los compañeros humanos. Lo cual ha conllevado a pensar que se les debe dar más derechos que a las personas.
Que les parece para la época de esas clases del posdoctorado se decía que el Presidente Chávez quería controlarnos a través de cámaras y micrófonos ocultos. Si viviera ahora se quedaría perplejo, somos tan automatizados y vigilados por los androides que ahora resulta casi imposible portarse mal, los lugares públicos y las zonas de trabajo están monitorizadas por doquier para prevenir la violencia y todas las acciones se graban de forma permanente. Que difícil la privacidad, esto constituye un tema político importante, y algunas personas han creado para su protección códigos informáticos de seguridad.
Casi no existe distinción entre la realidad virtual y la realidad "real" estamos confundidos con los nano-robots, ya que se usan en forma común, lo cual permite la composición o descomposición inmediata de toda clase de objetos físicos.
Ahora creo que se cumplen las múltiples profecías y predicciones de los posthumanistas, quienes adoptaron un tono visionario, aparentemente delirante. Porque antes que esto ocurriera ya se hablaba de convergencia entre hombres y máquinas, de fusión íntima entre informática y cerebros, de un Homo sapiens mejorado, potenciado, amplificado por la tecnología: el Hombre 2.0, con prótesis e implantes cibernéticos y también de máquinas orgánicas, que funcionarían con células nerviosas que reproducirían un cerebro. Esto es de inteligencia y vida artificial, de supermáquinas. Se aludía a la procreación artificial a gran escala, y se fantaseba con la inmortalidad, con duplicar la mente en una especie de una copia electrónica, como una sustitución externa del cerebro humano, pudiendo abandonar el cuerpo, trascenderlo o reemplazarlo con elementos mecánicos.
Estos sueños ahora se hicieron realidad, como la creación de entidades con una inteligencia muy superior a la humana, capaces de continuar el acelerado desarrollo industrial, para el que “esa cosa llamada humano” se está quedando muy obsoleta.
Aunque profetizaban que en pocas décadas de una singularidad tecnológica, se daría un salto evolutivo, con la aparición de una nueva especie posthumana, una facción rival de nuestra especie que heredaría el planeta e instauraría un nuevo sistema de clases. Bienvenidos a esta época de aventuras con los androides, ah casi se me olvida que poseo muchas partes de mi cuerpo recreadas con partes de mi clon, ¡Que tal!
Esta historia que les cuento es real, ahora gracias a Dios no tenemos que leer tantas tesis, eso ya no se usa y antes hace unos 30 años, por el 2020, ya la Unefa contaba en el área de Postgrado con robots que se encargaban de revisar los trabajos, la Dra. Maigualida (abuelita) tiene unos androides que parecen tan reales, tan bellos que atraen otros robots para enseñarlos a quedarse con nuestro planeta.
El transhumanismo de Marvin Minsky o Ray Kurzweil, de finales del Siglo XX, fue soñado como un ser humano hibridado con las máquinas. La estructura y significación de la “postmodernidad bifronte” resultó evidente: el nihilismo pasivo que mostró una civilización occidental sin fe en sí misma y entregada a un narcisismo estéril. Este nihilismo activo permitió el creciente caos de una sociedad vulgar y desorientada y, no intentó ponerle remedio –más bien, al contrario-, les ofreció una vía de salida: el abandono de la decepcionante “era del hombre” y se le dio paso a la prometedora y estimulante “era del superhombre”.
Tremenda confusión: el plan ya estaba urdido: fomentó el caos para presentar, como salvación, la Gran Tiranía biotecnológica y de la más moderna ingeniería social: un Mundo Feliz a lo Huxley, pero disimulado, maquillado, camuflado, para que no se percibiera su profunda inhumanidad y fuera más difícil de combatir. Un mundo de hombres mecánicos, espiritualmente vasectomizados, satisfechos con una vida interior de ínfima calidad, encuadrados en unas estructuras sociales estabilizadoras y “racionales”, pero deshumanizantes. Un mundo, por cierto, que ya hoy ha empezado a existir.
Aunque los temas transhumanistas aparecieron en la literatura a finales del Siglo XX, la ciencia ficción se apropió de estas ideas sobre la vida humana, perfeccionándola mediante la tecnología, establecida al comienzo como sociedades utópicas o tecno-utópicas. Sin embargo, en ahora se hacen realidad, aunque en su momento se consideró que la bioingeniería iba a producir horrores.
La primera categoría era basada en lo supuestamente inapropiado del hecho de que los seres humanos se colocaran a sí mismos en el lugar de Dios. Este punto de vista está ejemplificado por la declaración del Vaticano de 2002 Comunión y corresponsabilidad: Personas humanas creadas a imagen de Dios, en la que se declaró que “Cambiar la identidad genética del hombre como persona humana mediante la producción de seres infrahumanos es radicalmente inmoral”, puesto que tal cosa supondría que “el hombre tiene pleno derecho de disponer de su propia naturaleza biológica”. Al mismo tiempo, calificaban la creación de un superhombre o de un ser espiritualmente superior como “impensable”, dado que la verdadera perfección sólo puede provenir de la experiencia religiosa.
El filósofo Keekok Leeve consideraba en ese entonces que tales cambios eran producto de una acelerada modernización en la que la tecnología se usaba para transformar lo natural en artefactual. Llevado al extremo, esto podía llevar a la creación y esclavización de monstruos tales como clones humanos, quimeras y biorrobots. La posibilidad de llegar a tales escenarios provocaba peticiones de una prohibición o moratoria indefinida internacional sobre la ingeniería genética en humanos.
Sin embargo más tarde se implementaron nuevas tecnologías que iban cambiando la forma de mirar la realidad como el uso de pantallas dentro de gafas. Estas gafas especiales permitieron a los usuarios ver el entorno visual normal mientras que creaban una imagen virtual que parecía sostenerse en frente de ellos. Estas imágenes virtuales estaban creadas por un pequeño láser montado dentro de las gafas que proyectaba las imágenes directamente sobre la retina del usuario.
También se vio afectada la forma de la audición, ya en la época del 2020 en adelante no se tenían grandes sonidos y cornetas musicales a las que estábamos acostumbrados alrededor de los años anteriores. Ahora los altavoces fueron sustituidos por dispositivos muy pequeños basados en microprocesadores que crean sonidos tridimensionales de alta calidad. Esta tecnología está basada en la creación de sonidos de frecuencia audible, creados por la interacción de tonos de frecuencias muy altas. Como resultado, altavoces muy pequeños crean un sonido tridimensional muy robusto.
Ahora me recuerda las comiquitas del siglo XX, llamada los Supersónicos que todo se veía que era realizado por máquinas y robots y a la señora que trabajaba como doméstica era sustituida por una robotina a la cual presentaban con sentimientos parecidos a los humanos, pero que alejados a esta realidad.
Hoy a mis 91 años reflexiono sobre los conocimientos que me llevó a un Seminario del Postdoctorado en Educación Latinoamericana hace 40 años, el Dr. Miguel Hurtado, y todo el grupo veía toda esa imaginación con el mundo de las máquinas artificiales que hacían todo, gobernando la vida de los humanos, nos parecía imposible de llegar a vivirlas, pensamos en ese momento: eso son sólo ficción, suposiciones, nuestra tierra no va a llegar a extremos como esos donde gobiernen las máquinas y el ser humano ya no sea el centro de la existencia.
Ahora tenemos prototipos de vehículos voladores personales con microalerones, también controlados principalmente por computadora y empezamos a tener profundas relaciones con personalidades automáticas, que tienen definitivamente ventajas sobre los compañeros humanos. Lo cual ha conllevado a pensar que se les debe dar más derechos que a las personas.
Que les parece para la época de esas clases del posdoctorado se decía que el Presidente Chávez quería controlarnos a través de cámaras y micrófonos ocultos. Si viviera ahora se quedaría perplejo, somos tan automatizados y vigilados por los androides que ahora resulta casi imposible portarse mal, los lugares públicos y las zonas de trabajo están monitorizadas por doquier para prevenir la violencia y todas las acciones se graban de forma permanente. Que difícil la privacidad, esto constituye un tema político importante, y algunas personas han creado para su protección códigos informáticos de seguridad.
Casi no existe distinción entre la realidad virtual y la realidad "real" estamos confundidos con los nano-robots, ya que se usan en forma común, lo cual permite la composición o descomposición inmediata de toda clase de objetos físicos.
Ahora creo que se cumplen las múltiples profecías y predicciones de los posthumanistas, quienes adoptaron un tono visionario, aparentemente delirante. Porque antes que esto ocurriera ya se hablaba de convergencia entre hombres y máquinas, de fusión íntima entre informática y cerebros, de un Homo sapiens mejorado, potenciado, amplificado por la tecnología: el Hombre 2.0, con prótesis e implantes cibernéticos y también de máquinas orgánicas, que funcionarían con células nerviosas que reproducirían un cerebro. Esto es de inteligencia y vida artificial, de supermáquinas. Se aludía a la procreación artificial a gran escala, y se fantaseba con la inmortalidad, con duplicar la mente en una especie de una copia electrónica, como una sustitución externa del cerebro humano, pudiendo abandonar el cuerpo, trascenderlo o reemplazarlo con elementos mecánicos.
Estos sueños ahora se hicieron realidad, como la creación de entidades con una inteligencia muy superior a la humana, capaces de continuar el acelerado desarrollo industrial, para el que “esa cosa llamada humano” se está quedando muy obsoleta.
Aunque profetizaban que en pocas décadas de una singularidad tecnológica, se daría un salto evolutivo, con la aparición de una nueva especie posthumana, una facción rival de nuestra especie que heredaría el planeta e instauraría un nuevo sistema de clases. Bienvenidos a esta época de aventuras con los androides, ah casi se me olvida que poseo muchas partes de mi cuerpo recreadas con partes de mi clon, ¡Que tal!
Esta historia que les cuento es real, ahora gracias a Dios no tenemos que leer tantas tesis, eso ya no se usa y antes hace unos 30 años, por el 2020, ya la Unefa contaba en el área de Postgrado con robots que se encargaban de revisar los trabajos, la Dra. Maigualida (abuelita) tiene unos androides que parecen tan reales, tan bellos que atraen otros robots para enseñarlos a quedarse con nuestro planeta.
Buenos días Dra. Bolivia
ResponderEliminarDe verdad quiero felicitarle por tan excelente publicación. Le quedo espectacular.